17 enero 2009

Con paz en el nombre...

"...la felicidad cuando es buena tiene que acostumbrarse al ayer, para que el presente de quien se sienta contento no tenga limites por lo nuevo que pueda aproximarse; nuevas tardes de enero, nuevos caminos, nuevos trazos en el cielo, esa felicidad es la que quiero..."


Ha arribado alguien que lleva el significado de Paz entre su nombre, fue casualidad que llegase aquí; según me cuenta, ella embarcó rumbo a las tierras de los lirios de oro, donde también existen mares que guardan la voz de quienes gritan su felicidad, donde las flores liberan su olor durante todo el año, y no hay estación que calme su color...

Pasado unos cuantos oleajes, levantamos los cuerpos y echamos a andar. Pensé que lo apropiado sería digirnos al acantilado de Peumayén, y allí seguir con nuestra conversación de la tierra a la que no llegó, de mis libros en arena, de las lunas que se aparecen, de las gaviotas que rondan el rompeolas, en fin, el tema no era lo esencial; lo que interesaba es volver a tener la compañía de alguien en Peumayén...

Cuando ella mencionó su nombre le conté que parte de él, tiene un pasado griego y del hermoso sentido que lleva decirlo, pues su significado es "paz"; sin lugar a dudas es una auténtica señal de que con cada paso que dé librará una bandada de palomas y decorará con guirnaldas los caminos...

Mientras se dejaba al tiempo atrás, nuestras palabras fueron perdiendo el temor de hablar con alguien desconocido, quizás fueron esos pequeños detalles que rodean a esta "tierra soñada" que nos involucro en una amistad...

El sobresalto de las olas marcaba un sin fin de horas pasadas, nuestros labios ya se encontraban cansados de tanta voz que se ha colado, de tanta risa que se ha divulgado, de tanta sonrisa que se ha formado en ellos; decidimos callarnos totalmente y dejar que la naturaleza nos envuelva con su sonido sublime...antiguas nubes pasan formando figuras, el ruido del pasto es ligero, el marrón del acantilado es mas azafrán culpa de la tarde...

Puntual el ocaso se presenta ante nuestros rostros, impávidos de tanta maravilla nos dejamos llevar por lo que se dibujará en el horizonte...las golondrinas buscan su nido, las luciérnagas se apoderan del asequible cielo, febriles rodean las nubes y completan su ilusión de ser estrellas, el vuelo vertical de la luna oculta nuestros pies...es tiempo de cerrar los ojos, de quedarnos tendidos sobre el pasto del acantilado mirando como las luciérnagas juegan, esperamos el nuevo día para seguir contándonos historias de nuestra niñez, de nuestros sueños, de como ha sido nuestra vida hasta el momento de conocernos...

...Yo conservó la felicidad que tuve en la tarde durante nuestra platica, y no es la única razón que impone una alegría en el rostro, también es que ella se encuentra aun en Peumayén que no ha partido que ha decido quedarse por un tiempo, hasta que su cuerpo decida que es momento de partir, pero dejemos la nostalgia de la despedida para ese día...


"Bienvenidos sean tus ojos, tus oídos,
tus labios, tus manos,
tus pies con pasos de paloma,
tus cabellos de arena suave,
tu forma de reír y de sonreír,
tu nombre de paz...
todos complices de la felicidad
que se invoca en mis labios...

[Imprescindible, Fernando Delgadillo - Bienvenida]



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